Estoy flotando en un mar turbulento. Rodeado de congoja, amenazado por la desesperanza. No estoy presente, tampoco estoy en el ayer ni en el mañana. El mar me trajo a un lugar completamente distinto.
Sigo flotando, interna y eternamente. Mi cuerpo comparte el espacio contigo, pero es un cascarón completamente vacío. No pertenezco a este lugar, soy un extranjero en mi propio hogar.
Doy manotazos para no ahogarme. Mis ojos gritan, pero los escondo tras unas gafas oscuras. Extiendo mi mano a ti, pero nunca la tomarás. No es parte de mi cuerpo, no la puedes ver.
Sigo flotando, interna y eternamente. La marea me arrastra y ya te dejé atrás. Puede que llegue a otra persona, pero la tierra no está cerca. Continuaré a la deriva hasta agotarme, hasta hundirme o, quizás, hasta encontrar donde aferrarme y descansar.